El orden es subjetivo (10) E

En aquel armario, aparentemente ordenado, nada parecía guardar ningún orden, en la cabeza de su dueño. Él no clasificaba la ropa por … tales como camisetas, pantalones, ropa interior, camisas, jerséis, chalecos, zapatos, zapatillas de casa, zapatillas de deporte.

No, para él la clasificación más clara o, al menos más simple, de tantas categorías que requerían demasiados departamentos. Así que él agrupaba todo según la … o el número, mezclaba todo lo que en su etiqueta figurase XL, todo lo que tuviese el número 42, ya fuesen pantalones, calcetines o zapatos. Admitía una … categoría a la que llamaba varios y que incluía todo aquello que no encajase en las otras.

Cualquiera hubiese apostado por considerar que esa forma de clasificar sería un y, sin embargo, él lo encontraba todo a la …. Ni que decir tiene que el orden establecido en su mesa de trabajo era, si cabe, mejor porque allí las cosas quedaban donde caían y tenía dicho a la mujer de la, una vez por semana, que en su mesa no tocase y, para que no lo , dejaba una nota escrita en folio.

Ella no miraba la mesa pero hacía el resto del trabajo, incluido abrir la ventana para  la habitación, también los días de viento.

 

 

Palabras para completar el texto:

carecía – categorías – excepto – fracaso – limpieza – olvidara – primera – talla – tercera – ventilar.

 

 

 

Texto completo:

En aquel armario, aparentemente ordenado, nada parecía guardar ningún orden, excepto en la cabeza de su dueño. Él no clasificaba la ropa por categorías tales como camisetas, pantalones, ropa interior, camisas, jerséis, chalecos, zapatos, zapatillas de casa, zapatillas de deporte.

No, para él la clasificación más clara o, al menos más simple, carecía de tantas categorías que requerían demasiados departamentos. Así que él agrupaba todo según la talla o el número, mezclaba todo lo que en su etiqueta figurase XL, todo lo que tuviese el número 42, ya fuesen pantalones, calcetines o zapatos. Admitía una tercera categoría a la que llamaba varios y que incluía todo aquello que no encajase en las otras.

Cualquiera hubiese apostado por considerar que esa forma de clasificar sería un fracaso y, sin embargo, él lo encontraba todo a la primera. Ni que decir tiene que el orden establecido en su mesa de trabajo era, si cabe, mejor porque allí las cosas quedaban donde caían y tenía dicho a la mujer de la limpieza, una vez por semana, que en su mesa no tocase y, para que no lo olvidara, dejaba una nota escrita en folio.

Ella no miraba la mesa pero hacía el resto del trabajo, incluido abrir la ventana para ventilar la habitación, también los días de viento.

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