Bandera roja (12) E

Las olas rompían fuerte y dejaban la arena cubierta de y algas. A Pepe no le molestaban las olas ni el viento que soplaba … y recio pero sí el roce de las algas. Precisamente eso le impedía meterse en el mar. El socorrista, desde su …, le señalaba la bandera roja aunque sabía que otras veces no había servido para .

Pepe decía que el día que no se bañaba no era un buen día. Iba por la mañana, , incluso antes del amanecer pero algunas veces se retrasaba, que era el caso; si no hubiera visto las algas ya estaría dentro. Vio al socorrista acercarse contra el viento que le daba de cara, lo conocía y sabía que era muy cabezón y daba mucho la lata así que no le quedó otra que, haciendo de … corazón, meterse en el agua, sintió el roce de las algas pero nadó dos … más y se desembarazó de ellas.

Ahora tocaba salir y se mentalizó a que le iba a costar, el socorrista le había lanzado varias veces el salvavidas pero el viento había que le llegara. Decidió no gastar fuerzas y se … llevar, sabía que conforme lo llevase a levante acabaría en la playa, se limitó a mantenerse a … y cuando quedó tumbado boca … vio las caras de dos guardias civiles esperando a que se levantase.

 

 

Palabras para completar el texto:

arriba – atalaya – brazadas – constante – dejó – disuadirlo – espuma – flote – impedido – luchando – temprano – tripas. 

 

 

 

Texto completo:

Las olas rompían fuerte y dejaban la arena cubierta de espuma y algas. A Pepe no le molestaban las olas ni el viento que soplaba constante y recio pero sí el roce de las algas. Precisamente eso le impedía meterse en el mar. El socorrista, desde su atalaya, le señalaba la bandera roja aunque sabía que otras veces no había servido para disuadirlo.

Pepe decía que el día que no se bañaba no era un buen día. Iba por la mañana, temprano, incluso antes del amanecer pero algunas veces se retrasaba, que era el caso; si no hubiera visto las algas ya estaría dentro. Vio al socorrista acercarse luchando contra el viento que le daba de cara, lo conocía y sabía que era muy cabezón y daba mucho la lata así que no le quedó otra que, haciendo de tripas corazón, meterse en el agua, sintió el roce de las algas pero nadó dos brazadas más y se desembarazó de ellas.

Ahora tocaba salir y se mentalizó a que le iba a costar, el socorrista le había lanzado varias veces el salvavidas pero el viento había impedido que le llegara. Decidió no gastar fuerzas y se dejó llevar, sabía que conforme lo llevase a levante acabaría en la playa, se limitó a mantenerse a flote y cuando quedó tumbado boca arriba vio las caras de dos guardias civiles esperando a que se levantase.

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