Los vecinos (13) E

El parque sobrevivía entre edificios y a de ellos. Los del ayuntamiento pasaban por allí para dejar … de haberlo visitado y hacer unas fotos en las que podía comprobarse su …, sus jefes estaban muy contentos y ellos más.

-Los mejores  nos caen por el trabajo que no hacemos – decía el encargado pensativo.

-Eso no suena bien, jefe.

Pero así era, su trabajo lo hacían los vecinos que se encargaban de limpio, regar los árboles, cortar el césped y demás tareas A veces, cuando veían a los jardineros sentados en el banco bajo la del gran sauce que ocupaba el centro del parque, les … algún abono o herbicida, productos para limpieza de la … de diez caños que ambientaba con música de agua los días y las noches o pintura para los bancos.

-Hasta ahí podíamos  – decía indignado el capataz – la pintura es cosa nuestra, ¿verdad chicos?

-Por supuesto, jefe – decían los otros dos dando un bocado a la  de chocolate.

-Ya verá, este año estamos utilizando un barniz de yate para la  y un esmalte brillante para el hierro que les van a dejar los bancos mejor que nuevos.

Los niños también se en aquella tarea y todos disfrutaban de su parque en el que todos los meses daban una fiesta a la que asistían para saludarse o, como los recién llegados, para presentarse. Invitaban a los jardineros y estos se … diciendo que tenían mucho trabajo.

-No todos los parques son como este.

 

 

Palabras para completar el texto:

constancia – elogios – estado – excusaban – fuente – implicaban – llegar – madera – mantenerlo – palmera – pedían – pesar – sombra.

 

 

Texto completo:

El parque sobrevivía entre edificios y a pesar de ellos. Los del ayuntamiento pasaban por allí para dejar constancia de haberlo visitado y hacer unas fotos en las que podía comprobarse su estado, sus jefes estaban muy contentos y ellos más.

-Los mejores elogios nos caen por el trabajo que no hacemos – decía el encargado pensativo.

-Eso no suena bien, jefe.

Pero así era, su trabajo lo hacían los vecinos que se encargaban de mantenerlo limpio, regar los árboles, cortar el césped y demás tareas. A veces, cuando veían a los jardineros sentados en el banco bajo la sombra del gran sauce que ocupaba el centro del parque, les pedían algún abono o herbicida, productos para limpieza de la fuente de diez caños que ambientaba con música de agua los días y las noches o pintura para los bancos.

-Hasta ahí podíamos llegar – decía indignado el capataz – la pintura es cosa nuestra, ¿verdad chicos?

-Por supuesto, jefe – decían los otros dos dando un bocado a la palmera de chocolate.

-Ya verá, este año estamos utilizando un barniz de yate para la madera y un esmalte brillante para el hierro que les van a dejar los bancos mejor que nuevos.

Los niños también se implicaban en aquella tarea y todos disfrutaban de su parque en el que todos los meses daban una fiesta a la que asistían para saludarse o, como los recién llegados, para presentarse. Invitaban a los jardineros y estos se excusaban diciendo que tenían mucho trabajo.

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