La … reverberaba haciéndose confusa, la gente se veía obligada a levantar la … para hacerse oír y un … sordo y confuso se hizo molesto para Lope.
Siempre le pasaba lo mismo en aquel centro comercial. Su mujer le decía que tenía un … fino, incluso de tísico, y él no oyó ningún comentario de queja por la misma razón. Desechó por tanto su intención de comentarlo con algún responsable aunque fuera con un vigilante.
Entraba en las tiendas para sentirse a … y se cuidaba de esconder su malestar. Lope recordaba los comentarios de su madre diciendo que su hijo era muy … intentando justificarse ante sus … y él se decía que todos llevaban razón, que era un … raro y debía … para que no se le considerase como tal.
Era el precio que había que pagar para “pertenecer al rebaño”. La frase era de su … y Lope no se hubiera … a utilizarla en público. Sólo faltaba que le tachasen también de finolis.
Como gran actor a la … había sobrevivido y sólo ahora, sobrevenida la vejez, le importaba un pimiento lo que pensasen los …, incluso llegaba a provocarlos para que soltaran una frase … y poder mandarlos a la mismísima mierda.
Palabras para completar el texto:
actuar – amigas – atrevido – bicho – demás – fuerza – hiriente – maestro – murmullo – música – oído – salvo – sensible – voz.
Texto completo:
La música reverberaba haciéndose confusa, la gente se veía obligada a levantar la voz para hacerse oír y un murmullo sordo y confuso se hizo molesto para Lope.
Siempre le pasaba lo mismo en aquel centro comercial. Su mujer le decía que tenía un oído fino, incluso de tísico, y él no oyó ningún comentario de queja por la misma razón. Desechó por tanto su intención de comentarlo con algún responsable aunque fuera con un vigilante.
Entraba en las tiendas para sentirse a salvo y se cuidaba de esconder su malestar. Lope recordaba los comentarios de su madre diciendo que su hijo era muy sensible intentando justificarse ante sus amigas y él se decía que todos llevaban razón, que era un bicho raro y debía actuar para que no se le considerase como tal.
Era el precio que había que pagar para “pertenecer al rebaño”. La frase era de su maestro y Lope no se hubiera atrevido a utilizarla en público. Sólo faltaba que le tachasen también de finolis.
Como gran actor a la fuerza había sobrevivido y sólo ahora, sobrevenida la vejez, le importaba un pimiento lo que pensasen los demás, incluso llegaba a provocarlos para que soltaran una frase hiriente y poder mandarlos a la mismísima mierda.