Páginas (16) E

Aquellas páginas las encontró en una … cubierta de polvo en aquella habitación que había construido en el con la esperanza de que pasara desapercibida al ayuntamiento pero los medios aéreos empleados por este frustraron todas sus deseos.
Ahora tenía en sus manos aquellas hojas en medio del lugar de trastos, algo le decía que debía tirarlas a la basura y algo las … en sus manos mientras sus pies se preguntaban cómo salir de allí. Eso le recordó que había prometido poner … en todo aquello dejando libre y aprovechable el espacio. Se acordó de la multa que pagó por la obra y los recibos de contribución, si llega a saberlo a buenas … iba a construir nada.
Por fin encontró un y salió de allí sorteando obstáculos. En el coche las leyó, de algunas se sintió orgulloso y de otras avergonzado, ¿podrían aprovecharse para algo nuevo? ¡Qué va! Las tiraría pero le costaba y acabó echándolas al … de atrás y abriendo la ventanilla, se metió en la autovía a 120 y esperó a la decisión del …: o se las llevaba y las esparcía por ahí o las dejaba donde estaban en clara  de que merecían una nueva ojeada.
Y el viento las sentenció a inconexas por alguna parte y él aceptó la sentencia aunque no pudo evitar sentirse … por no haberlas dejado en la caja que había sido su …, en la que habían aguantado los ataques de las polillas y la . Justo después se dijo que estaba haciendo una montaña de un grano de .
Palabras para completar el texto:
arena – asiento – atiborrado – caja – culpable – hogar – horas – hueco – humedad – manuscritas – orden – retenía – señal – terrado – vagar – viento.
Texto completo:
Aquellas páginas manuscritas las encontró en una caja cubierta de polvo en aquella habitación que había construido en el terrado con la esperanza de que pasara desapercibida al ayuntamiento pero los medios aéreos empleados por este frustraron todas sus esperanzas y deseos.
Ahora tenía en sus manos aquellas hojas en medio del lugar atiborrado de trastos, algo le decía que debía tirarlas a la basura y algo las retenía en sus manos mientras sus pies se preguntaban cómo salir de allí. Eso le recordó que había prometido poner orden en todo aquello dejando libre y aprovechable el espacio. Se acordó de la multa que pagó por la obra y los recibos de contribución, si llega a saberlo a buenas horas iba a construir nada.
Por fin encontró un hueco y salió de allí sorteando obstáculos. En el coche las leyó, de algunas se sintió orgulloso y de otras avergonzado, ¿podrían aprovecharse para algo nuevo? ¡Qué va! Las tiraría pero le costaba y acabó echándolas al asiento de atrás y abriendo la ventanilla, se metió en la autovía a 120 y esperó a la decisión del viento: o se las llevaba y las esparcía por ahí o las dejaba donde estaban en clara señal de que merecían una nueva ojeada.
Y el viento las sentenció a vagar inconexas por alguna parte y él aceptó la sentencia aunque no pudo evitar sentirse culpable por no haberlas dejado en la caja que había sido su hogar, en la que habían aguantado los ataques de las polillas y la humedad. Justo después se dijo que estaba haciendo una montaña de un grano de arena.

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