El espectáculo (14) E

Decide salir del agua e intenta la orilla pero Candela no deja de llamarlo a gritos y la gente contempla el …, de hecho parece que son los únicos que hacen algo en la playa. A la fiesta se une la madre que  con los brazos en alto y cruzándolos.

-A desayunar – repite varias veces, ignorando a los .

-Obedeced a vuestra madre – grita él pero Candela está empeñada que juegue con ella y no le deja en .

-Papi, papi, vamos a hacer el puente.

-Ni pensarlo, la última vez tragaste agua, no sabes bucear.

-Sí sé, – contesta enfadada – bueno pues  súbeme a hombros.

Él ve el cielo abierto, a subirla y echa a andar, Riki le empuja y ambos se desequilibran a pocos … del rompeolas. La madre corre alarmada y algunos bañistas, creyéndose socorristas, … para ayudarla. Innecesariamente, porque Candela ríe a carcajadas sentada y … a su padre que, a duras …, consigue levantarse tras tropezar varias veces con las piedras.

-Ya te vale – le dice su mujer – un día me  vas a desgraciar.

¿Ves? – contesta él – por eso no me gusta venir a la .

-Eres tú quien les das juego y no les dejas  a tomar el desayuno. Pareces un niño chico.

 

 

Palabras para completar el texto:

accede – acuden – alcanzar  – entonces – espectáculo – grita – los – metros – mirones – paz – penas –  playa – salir – señalando. 

 

 

 

Texto completo:

Decide salir del agua e intenta alcanzar la orilla pero Candela no deja de llamarlo a gritos y la gente contempla el espectáculo, de hecho parece que son los únicos que hacen algo en la playa. A la fiesta se une la madre que grita con los brazos en alto y cruzándolos.

-A desayunar – repite varias veces, ignorando a los mirones.

-Obedeced a vuestra madre – grita él pero Candela está empeñada que juegue con ella y no le deja en paz.

-Papi, papi, vamos a hacer el puente.

-Ni pensarlo, la última vez tragaste agua, no sabes bucear.

-Sí sé, – contesta enfadada – bueno pues entonces súbeme a hombros.

Él ve el cielo abierto, accede a subirla y echa a andar, Riki le empuja y ambos se desequilibran a pocos metros del rompeolas. La madre corre alarmada y algunos bañistas, creyéndose socorristas, acuden para ayudarla. Innecesariamente, porque Candela ríe a carcajadas sentada y señalando a su padre que, a duras penas, consigue levantarse tras tropezar varias veces con las piedras.

-Ya te vale – le dice su mujer – un día me los vas a desgraciar.

¿Ves? – contesta él – por eso no me gusta venir a la playa.

-Eres tú quien les das juego y no les dejas salir a tomar el desayuno. Pareces un niño chico.

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