Decide salir del agua e intenta … la orilla pero Candela no deja de llamarlo a gritos y la gente contempla el …, de hecho parece que son los únicos que hacen algo en la playa. A la fiesta se une la madre que … con los brazos en alto y cruzándolos.
-A desayunar – repite varias veces, ignorando a los ….
-Obedeced a vuestra madre – grita él pero Candela está empeñada que juegue con ella y no le deja en ….
-Papi, papi, vamos a hacer el puente.
-Ni pensarlo, la última vez tragaste agua, no sabes bucear.
-Sí sé, – contesta enfadada – bueno pues … súbeme a hombros.
Él ve el cielo abierto, … a subirla y echa a andar, Riki le empuja y ambos se desequilibran a pocos … del rompeolas. La madre corre alarmada y algunos bañistas, creyéndose socorristas, … para ayudarla. Innecesariamente, porque Candela ríe a carcajadas sentada y … a su padre que, a duras …, consigue levantarse tras tropezar varias veces con las piedras.
-Ya te vale – le dice su mujer – un día me … vas a desgraciar.
¿Ves? – contesta él – por eso no me gusta venir a la ….
-Eres tú quien les das juego y no les dejas … a tomar el desayuno. Pareces un niño chico.
Palabras para completar el texto:
accede – acuden – alcanzar – entonces – espectáculo – grita – los – metros – mirones – paz – penas – playa – salir – señalando.
Texto completo:
Decide salir del agua e intenta alcanzar la orilla pero Candela no deja de llamarlo a gritos y la gente contempla el espectáculo, de hecho parece que son los únicos que hacen algo en la playa. A la fiesta se une la madre que grita con los brazos en alto y cruzándolos.
-A desayunar – repite varias veces, ignorando a los mirones.
-Obedeced a vuestra madre – grita él pero Candela está empeñada que juegue con ella y no le deja en paz.
-Papi, papi, vamos a hacer el puente.
-Ni pensarlo, la última vez tragaste agua, no sabes bucear.
-Sí sé, – contesta enfadada – bueno pues entonces súbeme a hombros.
Él ve el cielo abierto, accede a subirla y echa a andar, Riki le empuja y ambos se desequilibran a pocos metros del rompeolas. La madre corre alarmada y algunos bañistas, creyéndose socorristas, acuden para ayudarla. Innecesariamente, porque Candela ríe a carcajadas sentada y señalando a su padre que, a duras penas, consigue levantarse tras tropezar varias veces con las piedras.
-Ya te vale – le dice su mujer – un día me los vas a desgraciar.
¿Ves? – contesta él – por eso no me gusta venir a la playa.
-Eres tú quien les das juego y no les dejas salir a tomar el desayuno. Pareces un niño chico.