Los tendederos (16) E

En la terraza del edificio de nueve plantas se conservan aún las para tender la ropa. Las familias … a las secadoras, que cada día son más por la subida de la tarifa eléctrica, suben hasta allí para … la ropa.

Aparte del ahorro para el y el beneficio para el medio ambiente los tendederos resultan peligrosos por varios motivos: están situados tan bajo que si no vas con … te tragas la cuerda o te deja ciego por unos segundos, depende de la … de cada cual; además, en los días de viento fuerte puedes … sin ropa.

Los que han pasado por eso y han tenido que a las páginas de ropa usada para comprarse la nueva, no sé si me entienden, esos han comprado en la ferretería del barrio unas … especiales que el ferretero, un hombre que apenas se le ve detrás del …, trae cosas como esa porque, como sus convecinos, conoce las  de los edificios y las necesidades que plantean a sus moradores.

Y ya que están allí, en la ferretería, les vende una cuerda nueva para sustituir a la que «ya debe estar a … de romperse» o un poste nuevo con sus tornillos que promete ir él mismo a ponerlos porque «los viejos deben estar muy oxidados y el … es mortal para la ropa».

Así, los tendederos que habían quedado sólo para unos pocos se han puesto de actualidad y son motivo de disputa, nada que en una reunión de la … no pueda arreglarse.

 

 

Palabras para completar el texto:

acudir – bolsillo – carencias – comunidad – cuerdas – cuidado – estatura – mostrador – óxido – pinzas – punto -quedarte – rabiosa – renuentes – tender – vieja.

 

 

 

Texto completo:

En la terraza del edificio de nueve plantas se conservan aún las cuerdas para tender la ropa. Las familias renuentes a las secadoras, que cada día son más por la subida de la tarifa eléctrica, suben hasta allí para tender la ropa.

Aparte del ahorro para el bolsillo y el beneficio para el medio ambiente los tendederos resultan peligrosos por varios motivos: están situados tan bajo que si no vas con cuidado te tragas la cuerda o te deja ciego por unos segundos, depende de la estatura de cada cual; además, en los días de viento fuerte puedes quedarte sin ropa.

Los que han pasado por eso y han tenido que acudir a las páginas de ropa usada para comprarse la nueva, no sé si me entienden, esos han comprado en la ferretería del barrio unas pinzas especiales que el ferretero, un hombre que apenas se le ve detrás del mostrador, trae cosas como esa porque, como sus convecinos, conoce las carencias de los edificios y las necesidades que plantean a sus moradores.

Y ya que están allí, en la ferretería, les vende una cuerda nueva para sustituir a la vieja que «ya debe estar a punto de romperse» o un poste nuevo con sus tornillos que promete ir él mismo a ponerlos porque «los viejos deben estar muy oxidados y el óxido es mortal para la ropa».

Así, los tendederos que habían quedado sólo para unos pocos se han puesto de rabiosa actualidad y son motivo de disputa, nada que en una reunión de la comunidad no pueda arreglarse.

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