Érase una vez…(V)

lector     Una noche, mientras cenaban, la madre del niño empezó a hablar sobre el bosque. Decía que lo que pasaba allí anulaba la voluntad de las personas, que a medida que las visitas se hacían más frecuentes volver era más diícil, que la gente que parecía vivir allí no lo hacía de buen grado sino porque desconocía el camino de vuelta a su hogar. Decía que el bosque ejercía tal fascinación, tal atracción sobre las personas que éstas no tenían otra opción que dejarse arrastrar. Decía que, a pesar de todo, si se interrumpían los viajes a ese lugar, el bosque dejaba de llamar.

El niño no hizo preguntas. Agradeció, mentalmente, tener una madre tan lista y meditó, antes de dormir, todo lo que había oido, sobre todo lo último, que parecía ser la solución o al menos la actitud más inteligente.

Sabía que le resultaría difícil y por eso decidió que debía estar siempre ocupado. Aquel mismo día se procuró lectura en la biblioteca del colegio, pidió a sus profesores tarea extra con la excusa de subir nota. Por otro lado, ayudaba a su madre en las tareas de la casa y luego a su padre en las de la granja.

No paraba a descansar salvo por la noche, bebía y comía yendo de un trabajo a otro y evitaba a toda costa sentarse en el porche. No pensaba en otra cosa que en lo que tenía entre manos.

Cuando leía se dejaba llevar por la imaginación y viajaba a los lugares y vivía las aventuras que el autor le proponía. Descubrió que la lectura no entrañaba ningún riesgo. Además le encantaba y devoraba los libros.

Cuando dormía lo hacía de un tirón y sin sobresaltos. Además sus notas mejoraron. Con todo se sentía bien física y mentalmente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Entradas relacionadas

Comienza escribiendo tu búsqueda y pulsa enter para buscar. Presiona ESC para cancelar.

Volver arriba