Salir para dormir fuera y poder vestir de paisano era lo más de lo más. Cuando ibas por la calle con el uniforme también podían importunarte por cualquier tontería. Había una Policía Militar odiada y temida, la PM o Pili y Mili la llamaban algunos. Estaba para evitar que un soldado de uniforme lo deshonrara. […]
Mili una historia. Capítulo 36. La taquilla y el calendario
En cualquier compañía el soldado tenía lo único a lo que podía poner el adjetivo posesivo: la litera y la taquilla. La taquilla se cerraba con candado y la llave se llevaba colgada del cuello. Tampoco se podía considerar de absoluta propiedad o intimidad, estaba a disposición de cualquier superior que ordenara abrirla para echar […]
Mili una historia. Capítulo 35. La generala
No era la mujer del general, que podría. Se trataba de un toque más, uno poco usual que llamaba a toda la tropa a formar con todos sus pertrechos, incluido el armamento. Era tan poco corriente que en el tiempo que llevábamos en el cuartel no sólo no se había producido sino que además nunca […]
Mili una historia. Capítulo 34. La compañía de destinos
No fue la única batalla que tuve que librar con Alejo. Se acercaba el mes de marzo y mi traslado a la compañía de destinos. Fue él quien me recordó tal circunstancia de forma imprevista. -¡No te irás a la compañía de destinos! -Por supuesto que sí – respondí indignado. No podía creer que fuese […]
Mili una historia. Capítulo 33. El deporte
El escaso tiempo que dejaban a nuestro libre albedrío lo dedicaba a la biblioteca o a hacer deporte y, por supuesto, a salir de allí cuando nos era permitido. Se podía practicar cualquier deporte, individual o colectivo. Era extraño que no se formasen equipos para entrar en alguna competición pero, claro, no estábamos allí para […]
Mili una historia. Capítulo 32. Las cosas del capitán
Correr después del Naranco y llegar tarde a las duchas no eran las únicas acciones peculiares con las que nos obsequiaba el capitán. Tenía fama bien ganada de duro y de justo; de esto último yo tenía serias dudas. Lo veía constantemente ausente, capaz de vivir cada instante como profesional y pensando en otro mundo […]
Mili una historia. Capítulo 31. De maniobras
Salimos del calabozo justo a tiempo de empezar las maniobras. Los curiosos no paraban de preguntar cómo era aquello y satisfacíamos su curiosidad hablando maravillas, que si estaba bien orientado e iluminado, que teníamos ducha con agua caliente y cama en lugar de litera, que comíamos como reyes y que lo único malo era no […]
Mili una historia. Capítulo 30. El calabozo
En León no sabemos quién lo libró del calabozo. Me refiero a Alejo. Aquí no tardó un trimestre en visitarlo y, para no aburrirse, me llevó consigo. Tras el episodio de la base, su fama trascendió la tercera compañía y era conocido en todo el cuartel. Como en él era tendencia, empezó a actuar con […]
Mili una historia. Capítulo 29. Prácticas de tiro
Dejamos la pista americana durante una temporada para subir a diario al Naranco. El capitán, al iniciar el ascenso, informaba de alguna manera de lo que haríamos allí arriba. Si nos ponía en prevenga y subíamos corriendo no dispararíamos, si subíamos andando tranquilamente y utilizando el camino en lugar del campo a través dispararíamos al […]
Mili una historia. Capítulo 28. Las armas las carga el diablo…
La primera práctica fue teórica y repetitiva, dedicada a la seguridad, a guardar en la cabeza las pocas normas necesarias para no ponerse ni poner en peligro a nadie. Desde el principio aquellas instrucciones se tomaron con gran interés porque, aun no reconociéndolo, un arma causaba gran respeto por el peligro que representaba para uno […]
Mili una historia. Capítulo 27. El Naranco.
Los toques de corneta marcaban la vida en el cuartel. El de diana te ponía en pie y el de silencio invitaba a dormir si no tenías servicio. Entre ambos había toques intermedios, unos más odiados que otros. El más apetecible era el de fajina para ir a comer, el más solemne el de oración mientras […]
Mili una historia.Capítulo 26. Una guardia para olvidar
Como ya dije salíamos para hacer la guardia a la GOE que tenía un cuartel aparte. Las instalaciones de que disponíamos allí eran, por decirlo suave, poco adecuadas. Pasábamos frío al estar los muros sobre los que paseábamos expuestos al viento que soplaba de continuo, así como por tener que soportar la lluvia sin protección […]